ALCANCE DE LOS GÉNEROS DISCURSIVOS EN LA ENSEÑANZA DEL LENGUAJE VISUAL
Moneta, R.; Burré, M.; Anguio, M. Facultad de Bellas Artes. U.N.L.P.
Publicado en Actas Eniad 2002
Resumen
El
presente trabajo propone el tratamiento del tema de los géneros discursivos de
la imagen como instrumento eficaz en la enseñanza del Lenguaje Visual.
La búsqueda
continua de metodologías flexibles para la enseñanza del Lenguaje Visual se
centra en la voluntad constante de favorecer en el alumno su capacidad para
producir imágenes visuales que profundicen sus particularidades discursivas
como sujetos.Esta búsqueda encuentra en el abordaje de los Géneros Discursivos
un dispositivo altamente congruente con el objetivo antes mencionado y suma
también toda una serie de efectos ventajosos que acrecientan los beneficios de
su práctica. La permanencia de los géneros tanto como la diversidad que les es
propia a cada uno de ellos, brinda al alumno la posibilidad de establecer un
recorrido amplio en la indagación de sus particularidades discursivas.
Introducción
La búsqueda continua de metodologías
flexibles para la enseñanza del Lenguaje Visual se centra en la voluntad
constante de favorecer en el alumno su capacidad para producir imágenes
visuales que profundicen sus particularidades discursivas como sujetos[i].
Esta propuesta implica que los núcleos
temáticos de los que se deriven las prácticas deben generarse sólo desde
estructuras lo suficientemente sólidas - para que el alumno perciba con
claridad el marco de su trabajo -, pero al mismo tiempo deben aportar un vasto
universo de posibilidades dentro del cual el estudiante pueda construir el
discurso propio a su Subjetividad – noción vinculada a los nuevos desarrollos
de la teoría freudiana de la Producción de Manifestación realizados por el Dr.
David Maldavsky.
Esta búsqueda encuentra en el abordaje de
los Géneros Discursivos - - un dispositivo altamente
congruente con el objetivo antes mencionado y suma también toda una serie de
efectos ventajosos que acrecientan los beneficios de su práctica. La
permanencia de los géneros tanto como la diversidad que les es propia a cada
uno de ellos, brinda al alumno la posibilidad de establecer un recorrido amplio
en la indagación de sus particularidades discursivas.
Dado que entre los rasgos característicos
de los géneros se encuentra el hecho de que guardan una identidad propia por la
cual los distinguimos de otros[ii],
contienen una heterogeneidad de estilos, y no dependen exclusivamente de unos
temas, la inclusión de los géneros se considera especialmente provechosa para
el propósito antes mencionado.
El estudio de los géneros se incorpora
así en la enseñanza del Lenguaje Visual, ya que el análisis
desde esta perspectiva posibilita una reflexión y una aplicación más amplias de
las distintas formas de producción, al mismo tiempo que permite delimitar
nuevos conjuntos de elementos escasamente explorados por las pedagogías del
arte.
Para una definición operativa de los géneros
Sin dudas el uso corriente atribuido a los géneros es
variado. Uno de los criterios de clasificación más recurrentes en el campo del estudio de
las artes se refiere a la distinción de las obras a partir de la pertenencia a
un género, entendiendo como tal la
representación de un motivo particular, generalmente definido como tema (figura
humana, naturaleza muerta, paisaje, escenas de la vida cotidiana, etc), como lo
hace Gombrich cuando afirma: “ El género de pintura en el que Brueguel se
concentró fue el de las escenas de las vidas de los campesinos” (Gombrich, E.:
1999). En otros casos, no es poco frecuente encontrar también bajo el rubro género, el criterio que alude a la
tradicional diferenciación de las artes que considera básicamente un conjunto
de soportes, materiales y técnicas (pintura, escultura, grabado, etc).
Se plantea entonces otra definición que
extiende la aparente superficialidad del concepto, la que ofrece una mirada que
permite pensar los géneros desde una perspectiva más abarcadora,
esto es como conjuntos relativamente
estables de rasgos discursivos, que trascienden la acotación temporal
histórica, la diferenciación de soportes, materiales y técnicas, y las
propuestas o modalidades de representación particulares de los sujetos.
En este
sentido, se puede observar el aporte de ellos al estudio de la producción
visual, ya que, en tanto conjuntos
relativamente estables de rasgos discursivos, los géneros se presentan como
diferenciables entre sí, desde sus particularidades intrínsecas, y constituyen,
a partir de la articulación propia al interior de cada uno, un campo apto para
la identificación, la búsqueda y el estudio de la propia modalidad discursiva
del sujeto productor.
Del mismo
modo, como trascienden la acotación temporal histórica, los géneros
discursivos habilitan la observación de constantes características en diversas
obras de diferentes artistas de distintas épocas, superando la diferenciación de soportes, materiales y
técnicas, esto es, el tradicional encasillamiento de las comúnmente
llamadas disciplinas artísticas –pintura, escultura, arquitectura, cerámica,
etc-.
Finalmente, en tanto se observa una extensa variedad de modos de
articulación interna de los géneros, los mismos admiten continuamente la
incorporación de múltiples propuestas o
modalidades de representación particulares de los sujetos, ya que como se
verá más adelante, estas hacen a la propia supervivencia de los mismos.
Cabe señalar entonces que la definición
de los géneros – desde sus orígenes en la Literatura -, está vinculada a
complejos y extensos procesos que es necesario conocer, de modo de evitar
pensar en ellos como caprichosas acumulaciones de determinados elementos, y de
superar ciertas lecturas prejuiciosas, como la que corresponde a la supuesta
jerarquía de unos sobre otros, que circula en distintos ámbitos de la
producción de imágenes y de la enseñanza
de las mismas, y que también llega a la Crítica. En este último caso, basta
pensar con el reducido espacio que merece el género humorístico en la historia
de la Pintura.
Bajtin y los géneros como indagación artística de la
realidad
La recuperación de la definición de los
géneros desde el campo literario, revela la complejidad antes mencionada. Mihail Bajtín[iii] señala que
desde su constitución - a fines de la Antigüedad Clásica -, se desarrollan
numerosos géneros, diferentes en su exterior pero vinculados internamente; así
se determinó un ámbito especial en la literatura (dinámico y de límites
confusos), que los antiguos denominaron lo cómico – serio, (donde se incluía el
diálogo socrático, los banquetes, la sátira, las memorias, etc). El autor
reconoce en la formación de los géneros un rasgo característico que denomina la percepción carnavalesca del mundo,
por la que se establece una relación particular con la realidad. Bajtín definió
lo carnavalesco como un conjunto de festejos diversos donde las leyes,
prohibiciones y limitaciones presentes en la vida cotidiana se anulan,
suprimiéndose con ello las jerarquías, las etiquetas y las desigualdades; un
‘vale todo’.
Ese proceso de carnavalización del
lenguaje discursivo situado en la Edad Media, alcanzó su punto máximo en el
mundo europeo durante el Renacimiento – según el mismo autor -, incorporándose
la libre gesticulación, la burla y la injuria (tal como hoy la conocemos).
Luego de este período, el descenso se hizo cada vez más notable, pero
perduraron ciertas series de formas y símbolos carnavalescos, asociados a una
cultura cortesana de festejos y mascaradas (principalmente de carácter decorativo).
En la mayoría de los casos, más bien se trata hoy, dice Bajtín, (y lejos del ‘espíritu universal
carnavalesco’) de una degradación y trivialización de la percepción
carnavalesca del mundo. El proceso dio lugar entonces a la formación de un extenso
conjunto de géneros, en el que se conservaron unos elementos, se descartaron
otros y se transformaron otros más.
Finalmente, la vida de un género se
fortalece mediante sus permanentes renovaciones en nuevas obras y
paralelamente, aportan más materiales que revalorizan el lenguaje del género
otra vez.
El
mismo Bajtín señala que las formas carnavalescas presentes en el género son un
recurso válido de este para su uso como instrumento de ‘indagación artística de
la realidad’; saber las particularidades genéricas de un artista permite
conocer su relación entre tradición e innovación.
Los géneros en el discurso icónico, algunas
invariantes.
De la amplia gama de géneros que aún se encuentran
vigentes, se han incorporado en esta propuesta para la enseñanza del Lenguaje
Visual cuatro de ellos (dramático, fantástico, humorístico y decorativo),
seleccionados en función de su clara identificación.
El género dramático se caracteriza por la
presencia de escenas de color y contraste brusco donde ‘se rompen (o siquiera
se aflojan por un momento) los pesados hilos de la mentira oficial y quedan al
desnudo las almas humanas horribles como en el infierno o, por el contrario,
claras y puras’. Los hombres parecen por un momento fuera de las condiciones
normales de la vida y ‘... se manifiesta otro sentido más auténtico de sus
relaciones mutuas...’. (Bajtín, M., op. Cit.). También lo absurdo y desesperado
de la representación cobra unidad y autenticidad, aún cuando incluya lo
fantástico. Puede incluir el misterio, la muerte (como purificación, superación
de sí mismo que lleva a la renovación como en los ciclos naturales). Algunos
ejemplos de este género se encuentran en la pintura religiosa de las
catacumbas, ciertos grafismos infantiles, Edward Munch, James Ensor.
El género
fantástico posee elementos utópicos y oníricos como posibilidad de una vida muy
diferente, de acuerdo con otras leyes distintas de la vida habitual (incluyendo
las relativas a la moral), por lo que no reconoce límites ni la lógica
fundamental. El espectador debe observarla con una mirada nueva, desde el extrañamiento, donde los procesos
vinculados al sueño son centrales. Ocurren situaciones excepcionales imposibles
en la realidad cotidiana, donde según Bajtín, se pone a prueba una idea. La
ambivalencia y la excentricidad (énfasis en las particularidades), como lo
pesado liviano, el volumen-plano, etc., plantean en el espectador permanentes
desafíos a su capacidad de observación. En la escena predomina generalmente un
clima estático de indiferencia y soledad
que invade al espectador.
A menudo se destacan grandes temas: el paraíso
terrestre, la transformación, la guerra, la verdad, lo escandaloso, etc.
Ejemplos de este género se encuentran en las obras del Bosco, Salvador Dalí, René
Magritte, Marc Escher.
En el género humorístico la escena se
libera de las limitaciones historiográficas y no se ajusta a los límites que
impondría la representación descriptiva realista.
Se destaca por una total libertad de invención
temática y filosófica. Se señala como su particularidad más importante la entrega total a una
escena excepcional que pone a prueba la palabra, la idea filosófica, la verdad
plasmada en la imagen. Recurre a los temas de la
actualidad sociopolítica y económica, los rasgos de carácter, los personajes
legendarios, lo simbólico, lo místico - religioso, los valores, el infierno,
etc. Puede combinarse todo hasta lo grosero, lo excéntrico, lo escandaloso y lo
obseno. Se observa frecuentemente en los chistes de prensa cotidiana; en
pintura, en la obra de Florencio Molina Campos.
El género decorativo se muestra
indiferente por la ubicación espacio – temporal. Tradicionalmente, es el más
vinculado a la abstracción. No enfatiza el componente temático sino el
ornamental, por lo cual lo contado toma un carácter secundario que ‘acompaña’
el protagonismo de los modos de representación y/o el color. No hay ningún
cuestionamiento profundo. Algunos de los ejemplos más difundidos se observan en
los frisos egipcios, la porcelana china, la obra de Henri Matisse y las
producciones del Art Nouveau.
Funcionamiento del género como herramienta didáctica.
La ejercitación en torno a los géneros
enriquece la mirada del estudiante, en tanto implica necesariamente el tránsito
por análisis de los elementos en la imagen (modos de representación, claves
tonales, etc), la reflexión previa a la elaboración concreta de la imagen
personal (tanto sobre los elementos sintácticos como los temáticos y los
técnicos), y por la transitoria ‘apropiación’ del género, una nueva
consideración de su producción desde otro lugar que le permite establecer su
afinidad o desagrado por las condiciones que implica éste.
También, por la misma ejercitación de los
componentes retóricos, los recursos técnicos, y los modos de representación que
le son más pertinentes a los géneros, el alumno se enfrenta a la práctica
continua de una diversidad de opciones entre las que debe elegir.
En este
sentido y de acuerdo a determinadas constantes, para la realización del género
dramático experimentará, por ejemplo, plenos texturados ásperos, rugosos, con
empaste y/o pincelada dirigida; línea gestual modulada libremente, hasta
desaparecer; grafismos. Para el fantástico, el modo descriptivo realismo, la
levitación de elementos; la alteración del color local; el ‘ablandamiento’ de
figuras; las figuras ambiguas; las metamorfosis; las figuras del imaginario
futuro. Todo esto a partir de un sentido que el mismo alumno designe
previamente.
Algunas conclusiones
Por la
diversidad característica de los géneros, la práctica de los mismos exige
experimentar libremente al alumno sobre otras formas de retorización, por lo
que favorece la superación de algunas
instancias de bloqueo inicial frecuente en el inicio del tratamiento de nuevos
tópicos.
La
práctica de los géneros colabora al alejamiento de restricciones impuestas
(conscientes o inconscientes) por el mismo alumno, y en casos extremos por ciertas metodologías de enseñanza (
también conscientes o no ), que guían o definen concretamente la orientación
(ideológica, técnica, temática, etc), de la producción visual del sujeto,
sacrificando de modo transitorio o permanente su propia singularidad
discursiva.
Junto a la consideración de las
preferencias por otros componentes semánticos de la imagen , la opción genérica
prevalente permite una aproximación a la definición de la manifestación
pulsional y desde allí promueve a la colaboración del docente para la
superación de bloqueos en dicha manifestación[iv]
[i] Moneta, R.; Burré, M.; Anguio, B. Revista Arte e investigación. N° 3. Año 2000. Fac. de Bellas Artes. U.N.L.P.
[ii] Steimberg, O.:
Semiótica de los medios masivos. Editorial Atuel. Buenos Aires, 1993.
[iii] Bajtín, M., “El
problema de los géneros” en Estética de
la creación verbal, México, Siglo XXI, 1982.
[iv] Estos conceptos esán siendo
desarrollados en Moneta, R., Varela, R. y otros: La Retórica De Los Modos De Representación Visual Como Manifestación De
La Pulsión En Los Procesos Creativos: Construcción De Un Instrumento De
Detección Temprana, proyecto de investigacion en curso en el marco del
Programa de Incentivos, F.B.A. U.N.L.P.