25/10/16

Alcance de los Géneros Discursivos en la Enseñanza del Lenguaje Visual. Moneta, R.; Burré, M.; Anguio, M.B.Eniad 2002, Facultad de Bellas Artes. U.N.L.P.

 ALCANCE DE LOS GÉNEROS DISCURSIVOS EN LA ENSEÑANZA DEL LENGUAJE VISUAL


Moneta, R.; Burré, M.; Anguio, M.  Facultad de Bellas Artes. U.N.L.P.

Publicado en Actas Eniad 2002


Resumen
El presente trabajo propone el tratamiento del tema de los géneros discursivos de la imagen como instrumento eficaz en la enseñanza del Lenguaje Visual.
La búsqueda continua de metodologías flexibles para la enseñanza del Lenguaje Visual se centra en la voluntad constante de favorecer en el alumno su capacidad para producir imágenes visuales que profundicen sus particularidades discursivas como sujetos.Esta búsqueda encuentra en el abordaje de los Géneros Discursivos un dispositivo altamente congruente con el objetivo antes mencionado y suma también toda una serie de efectos ventajosos que acrecientan los beneficios de su práctica. La permanencia de los géneros tanto como la diversidad que les es propia a cada uno de ellos, brinda al alumno la posibilidad de establecer un recorrido amplio en la indagación de sus particularidades discursivas.

Introducción

      La búsqueda continua de metodologías flexibles para la enseñanza del Lenguaje Visual se centra en la voluntad constante de favorecer en el alumno su capacidad para producir imágenes visuales que profundicen sus particularidades discursivas como sujetos[i].
      Esta propuesta implica que los núcleos temáticos de los que se deriven las prácticas deben generarse sólo desde estructuras lo suficientemente sólidas - para que el alumno perciba con claridad el marco de su trabajo -, pero al mismo tiempo deben aportar un vasto universo de posibilidades dentro del cual el estudiante pueda construir el discurso propio a su Subjetividad – noción vinculada a los nuevos desarrollos de la teoría freudiana de la Producción de Manifestación realizados por el Dr. David Maldavsky.
      Esta búsqueda encuentra en el abordaje de los Géneros Discursivos -    - un dispositivo altamente congruente con el objetivo antes mencionado y suma también toda una serie de efectos ventajosos que acrecientan los beneficios de su práctica. La permanencia de los géneros tanto como la diversidad que les es propia a cada uno de ellos, brinda al alumno la posibilidad de establecer un recorrido amplio en la indagación de sus particularidades discursivas.
      Dado que entre los rasgos característicos de los géneros se encuentra el hecho de que guardan una identidad propia por la cual los distinguimos de otros[ii], contienen una heterogeneidad de estilos, y no dependen exclusivamente de unos temas, la inclusión de los géneros se considera especialmente provechosa para el propósito antes mencionado.
      El estudio de los géneros se incorpora así en la enseñanza del Lenguaje Visual, ya que el análisis desde esta perspectiva posibilita una reflexión y una aplicación más amplias de las distintas formas de producción, al mismo tiempo que permite delimitar nuevos conjuntos de elementos escasamente explorados por las pedagogías del arte.

Para una definición operativa de los géneros


      Sin dudas el uso corriente atribuido a los géneros es variado. Uno de los criterios de clasificación más recurrentes en el campo del estudio de las artes se refiere a la distinción de las obras a partir de la pertenencia a un género, entendiendo como tal la representación de un motivo particular, generalmente definido como tema (figura humana, naturaleza muerta, paisaje, escenas de la vida cotidiana, etc), como lo hace Gombrich cuando afirma: “ El género de pintura en el que Brueguel se concentró fue el de las escenas de las vidas de los campesinos” (Gombrich, E.: 1999). En otros casos, no es poco frecuente encontrar también bajo el rubro género, el criterio que alude a la tradicional diferenciación de las artes que considera básicamente un conjunto de soportes, materiales y técnicas (pintura, escultura, grabado, etc).
      Se plantea entonces otra definición que extiende la aparente superficialidad del concepto, la que ofrece una mirada que permite pensar los géneros desde una perspectiva más abarcadora, esto es como conjuntos relativamente estables de rasgos discursivos, que trascienden la acotación temporal histórica, la diferenciación de soportes, materiales y técnicas, y las propuestas o modalidades de representación particulares de los sujetos.
      En este sentido, se puede observar el aporte de ellos al estudio de la producción visual, ya que, en tanto conjuntos relativamente estables de rasgos discursivos, los géneros se presentan como diferenciables entre sí, desde sus particularidades intrínsecas, y constituyen, a partir de la articulación propia al interior de cada uno, un campo apto para la identificación, la búsqueda y el estudio de la propia modalidad discursiva del sujeto productor.
      Del mismo modo, como  trascienden la acotación temporal histórica, los géneros discursivos habilitan la observación de constantes características en diversas obras de diferentes artistas de distintas épocas, superando la diferenciación de soportes, materiales y técnicas, esto es, el tradicional encasillamiento de las comúnmente llamadas disciplinas artísticas –pintura, escultura, arquitectura, cerámica, etc-.
      Finalmente, en tanto se observa una extensa variedad de modos de articulación interna de los géneros, los mismos admiten continuamente la incorporación de múltiples propuestas o modalidades de representación particulares de los sujetos, ya que como se verá más adelante, estas hacen a la propia supervivencia de los mismos.
      Cabe señalar entonces que la definición de los géneros – desde sus orígenes en la Literatura -, está vinculada a complejos y extensos procesos que es necesario conocer, de modo de evitar pensar en ellos como caprichosas acumulaciones de determinados elementos, y de superar ciertas lecturas prejuiciosas, como la que corresponde a la supuesta jerarquía de unos sobre otros, que circula en distintos ámbitos de la producción  de imágenes y de la enseñanza de las mismas, y que también llega a la Crítica. En este último caso, basta pensar con el reducido espacio que merece el género humorístico en la historia de la Pintura.

Bajtin y los géneros como indagación artística de la realidad

      La recuperación de la definición de los géneros desde el campo literario, revela la complejidad antes mencionada. Mihail Bajtín[iii] señala que desde su constitución - a fines de la Antigüedad Clásica -, se desarrollan numerosos géneros, diferentes en su exterior pero vinculados internamente; así se determinó un ámbito especial en la literatura (dinámico y de límites confusos), que los antiguos denominaron lo cómico – serio, (donde se incluía el diálogo socrático, los banquetes, la sátira, las memorias, etc). El autor reconoce en la formación de los géneros un rasgo característico que denomina la percepción carnavalesca del mundo, por la que se establece una relación particular con la realidad. Bajtín definió lo carnavalesco como un conjunto de festejos diversos donde las leyes, prohibiciones y limitaciones presentes en la vida cotidiana se anulan, suprimiéndose con ello las jerarquías, las etiquetas y las desigualdades; un ‘vale todo’.
      Ese proceso de carnavalización del lenguaje discursivo situado en la Edad Media, alcanzó su punto máximo en el mundo europeo durante el Renacimiento – según el mismo autor -, incorporándose la libre gesticulación, la burla y la injuria (tal como hoy la conocemos). Luego de este período, el descenso se hizo cada vez más notable, pero perduraron ciertas series de formas y símbolos carnavalescos, asociados a una cultura cortesana de festejos y mascaradas (principalmente de carácter decorativo). En la mayoría de los casos, más bien se trata hoy,  dice Bajtín, (y lejos del ‘espíritu universal carnavalesco’) de una degradación y trivialización de la percepción carnavalesca del mundo. El proceso dio lugar entonces a la formación de un extenso conjunto de géneros, en el que se conservaron unos elementos, se descartaron otros y se transformaron otros más.
      Finalmente, la vida de un género se fortalece mediante sus permanentes renovaciones en nuevas obras y paralelamente, aportan más materiales que revalorizan el lenguaje del género otra vez.
      El mismo Bajtín señala que las formas carnavalescas presentes en el género son un recurso válido de este para su uso como instrumento de ‘indagación artística de la realidad’; saber las particularidades genéricas de un artista permite conocer su relación entre tradición e innovación.

Los géneros en el discurso icónico, algunas invariantes.

      De la amplia gama de géneros que aún se encuentran vigentes, se han incorporado en esta propuesta para la enseñanza del Lenguaje Visual cuatro de ellos (dramático, fantástico, humorístico y decorativo), seleccionados en función de su clara identificación.
      El género dramático se caracteriza por la presencia de escenas de color y contraste brusco donde ‘se rompen (o siquiera se aflojan por un momento) los pesados hilos de la mentira oficial y quedan al desnudo las almas humanas horribles como en el infierno o, por el contrario, claras y puras’. Los hombres parecen por un momento fuera de las condiciones normales de la vida y ‘... se manifiesta otro sentido más auténtico de sus relaciones mutuas...’. (Bajtín, M., op. Cit.). También lo absurdo y desesperado de la representación cobra unidad y autenticidad, aún cuando incluya lo fantástico. Puede incluir el misterio, la muerte (como purificación, superación de sí mismo que lleva a la renovación como en los ciclos naturales). Algunos ejemplos de este género se encuentran en la pintura religiosa de las catacumbas, ciertos grafismos infantiles, Edward Munch, James Ensor.
      El género fantástico posee elementos utópicos y oníricos como posibilidad de una vida muy diferente, de acuerdo con otras leyes distintas de la vida habitual (incluyendo las relativas a la moral), por lo que no reconoce límites ni la lógica fundamental. El espectador debe observarla con una mirada nueva, desde el extrañamiento, donde los procesos vinculados al sueño son centrales. Ocurren situaciones excepcionales imposibles en la realidad cotidiana, donde según Bajtín, se pone a prueba una idea. La ambivalencia y la excentricidad (énfasis en las particularidades), como lo pesado liviano, el volumen-plano, etc., plantean en el espectador permanentes desafíos a su capacidad de observación. En la escena predomina generalmente un clima estático de indiferencia y  soledad que invade al espectador.
A menudo se destacan grandes temas: el paraíso terrestre, la transformación, la guerra, la verdad, lo escandaloso, etc. Ejemplos de este género se encuentran en las obras del Bosco, Salvador Dalí, René Magritte, Marc Escher.
      En el género humorístico la escena se libera de las limitaciones historiográficas y no se ajusta a los límites que impondría la representación descriptiva realista.
Se destaca por una total libertad de invención temática y filosófica. Se señala como su particularidad más importante la entrega total a una escena excepcional que pone a prueba la palabra, la idea filosófica, la verdad plasmada en la imagen. Recurre a los temas de la actualidad sociopolítica y económica, los rasgos de carácter, los personajes legendarios, lo simbólico, lo místico - religioso, los valores, el infierno, etc. Puede combinarse todo hasta lo grosero, lo excéntrico, lo escandaloso y lo obseno. Se observa frecuentemente en los chistes de prensa cotidiana; en pintura, en la obra de Florencio Molina Campos.
      El género decorativo se muestra indiferente por la ubicación espacio – temporal. Tradicionalmente, es el más vinculado a la abstracción. No enfatiza el componente temático sino el ornamental, por lo cual lo contado toma un carácter secundario que ‘acompaña’ el protagonismo de los modos de representación y/o el color. No hay ningún cuestionamiento profundo. Algunos de los ejemplos más difundidos se observan en los frisos egipcios, la porcelana china, la obra de Henri Matisse y las producciones del  Art Nouveau.
   
Funcionamiento del género como herramienta didáctica.

      La ejercitación en torno a los géneros enriquece la mirada del estudiante, en tanto implica necesariamente el tránsito por análisis de los elementos en la imagen (modos de representación, claves tonales, etc), la reflexión previa a la elaboración concreta de la imagen personal (tanto sobre los elementos sintácticos como los temáticos y los técnicos), y por la transitoria ‘apropiación’ del género, una nueva consideración de su producción desde otro lugar que le permite establecer su afinidad o desagrado por las condiciones que implica éste.
      También, por la misma ejercitación de los componentes retóricos, los recursos técnicos, y los modos de representación que le son más pertinentes a los géneros, el alumno se enfrenta a la práctica continua de una diversidad de opciones entre las que debe elegir.
      En este sentido y de acuerdo a determinadas constantes, para la realización del género dramático experimentará, por ejemplo, plenos texturados ásperos, rugosos, con empaste y/o pincelada dirigida; línea gestual modulada libremente, hasta desaparecer; grafismos. Para el fantástico, el modo descriptivo realismo, la levitación de elementos; la alteración del color local; el ‘ablandamiento’ de figuras; las figuras ambiguas; las metamorfosis; las figuras del imaginario futuro. Todo esto a partir de un sentido que el mismo alumno designe previamente.

Algunas conclusiones

      Por la diversidad característica de los géneros, la práctica de los mismos exige experimentar libremente al alumno sobre otras formas de retorización, por lo que  favorece la superación de algunas instancias de bloqueo inicial frecuente en el inicio del tratamiento de nuevos tópicos.
      La práctica de los géneros colabora al alejamiento de restricciones impuestas (conscientes o inconscientes) por el mismo alumno, y en casos extremos  por ciertas metodologías de enseñanza ( también conscientes o no ), que guían o definen concretamente la orientación (ideológica, técnica, temática, etc), de la producción visual del sujeto, sacrificando de modo transitorio o permanente su propia singularidad discursiva. 
      Junto a la consideración de las preferencias por otros componentes semánticos de la imagen , la opción genérica prevalente permite una aproximación a la definición de la manifestación pulsional y desde allí promueve a la colaboración del docente para la superación de bloqueos en dicha manifestación[iv]







[i] Moneta, R.; Burré, M.; Anguio, B. Revista Arte e investigación. N° 3. Año 2000. Fac. de Bellas Artes. U.N.L.P.

[ii] Steimberg, O.: Semiótica de los medios masivos. Editorial Atuel. Buenos Aires, 1993.

[iii] Bajtín, M., “El problema de los géneros” en Estética de la creación verbal, México, Siglo XXI, 1982.

[iv] Estos conceptos esán siendo desarrollados en Moneta, R., Varela, R. y otros: La Retórica De Los Modos De Representación Visual Como Manifestación De La Pulsión En Los Procesos Creativos: Construcción De Un Instrumento De Detección Temprana, proyecto de investigacion en curso en el marco del Programa de Incentivos, F.B.A. U.N.L.P.